El Monasterio de la Transfiguración o «Sveto Preobrazhenie Gospodne» es un monasterio ortodoxo situado en el desfiladero Dervent del río Yantra . Se encuentra cerca del pueblo de Samovodene, a siete kilómetros al norte de Veliko Tarnovo, en el centro norte de Bulgaria.
Se cree que el monasterio fue fundado en el siglo xi como
un claustro del monasterio de Vatopedi en el Monte Athos. En
1360, cuando Tarnovo fue la capital del Segundo Imperio búlgaro y las tradiciones del hesicasmo eran
populares en Bulgaria, se convirtió en un monasterio autónomo por orden del zar Iván Alejandro de Bulgaria.
Se trata del monasterio más grande de la región de Veliko Tarnovo y el cuarto de Bulgaria. Y es uno de los cinco monasterios estauropégicos de la Iglesia ortodoxa búlgara, es decir, está subordinado a un patriarca de la iglesia, no a un obispo.
De hecho, se
convirtió en un Monasterio autónomo en el siglo XIV por orden del zar Iván
Alejandro de Bulgaria y su florecimiento se encuentra vinculado a
la caridad de su segunda esposa, Sarah Teodora, una judía conversa, y su hijo
Iván Shishman. Por ello, se le conoce también el monasterio
de Sara o monasterio de Shishman. Esta
legendariamente vinculada a la caridad de la segunda esposa del zar Iván Alejandro de Bulgaria.
Después
de la conquista otomana de
Bulgaria, el monasterio fue saqueado y quemado varias veces por los turcos y
finalmente fue destruido por completo. Fue restablecido en 1825 por el padre
Zoticus del Monasterio de Rila por medio de donaciones.
En 1832,
un firmán del
sultán otomano permitió la construcción de una nueva iglesia monástica, la
iglesia fue diseñada por el célebre arquitecto del renacimiento nacional búlgaro Kolyu Ficheto y terminada en 1834. La iglesia en forma de
cruz cuenta con tres ábsides, una cúpula única y
un nártex cubierto.
Los
iconos y los frescos de la iglesia principal fueron pintadas por otro artista famoso Zahari Zograf, que
trabajó en el monasterio entre 1849 y 1851, después de terminar su decoración
del Monasterio de Troyan. Entre los murales más notables están los
del Juicio Final, la
Rueda de la Vida, el nacimiento de la Madre de Dios, la Última Cena. Zograf
también pintó a los santos Cirilo y Metodio,
así como un autorretrato. Además, la iglesia principal fue ricamente decorada
en el exterior y un iconostasio tallado
en madera y chapados en oro fueron instalados.
Entre 1858 y 1863 Kolyu Ficheto construyó el campanario de siete
campanas, los edificios residenciales y la entrada principal, así como la
capilla subterránea de San Andrés y la pequeña iglesia de la Anunciación en la
parte superior de la misma, con los iconos de Stanislav Dospevski el sobrino de Zahari Zograf.
Aunque la estructura actual del Monasterio se
remonta al período 1858-1863, como tipo de monasterios que se asemejan a
fortalezas medievales, se cree que la comunidad se fundó en el siglo XI, quizás
el XII ó XIII. Pero como ocurrió en tantos otros lugares de Bulgaria, sufrió
los ataques y saqueos de los soldados otomanos, con lo que incluso, llegó a ser
abandonado.
Pronto, el antiguo monasterio, como también
aconteció en el Monasterio
de Dryanovo, se convirtió en germen de nuevas ideas
revolucionarias en pro de la independencia de Bulgaria. El arquitecto de los
principales edificios, por ejemplo, nunca pudo terminar su trabajo porque fue
ejecutado por los otomanos dada su participación en el Complot de
Velcho, en 1835, para acabar con la ocupación del
país.
Así las cosas, Kolyo Ficheto, el más distinguido arquitecto de Bulgaria, terminó lo
que se había quedado sin finalizar del Monasterio de la Transfiguración: completó la iglesia principal, las viviendas de los
monjes, el campanario del reloj y la capilla de La Anunciación. En 1891, se
completó la capilla del cementerio, llamada “Resurrección de Lázaro”, y en
1894, se erigieron el comedor, el vestuario y la casa de la abadía con la
biblioteca.

Al mismo tiempo, Zahari Zograf, tras acabar con la decoración del Monasterio de Troyan, estaba ocupado cubriendo la iglesia de la Transfiguración con sus vívidos murales, combinando juguetonamente escenas y temas religiosos con escenas contemporáneas, modas y elementos laicos de Bulgaria.
La Rueda de
la Vida no es el único fresco notable que dejó
allí. Zahari Zograf firmó el ícono principal de la iglesia, el de
la Transfiguración, y pintó su autorretrato en la pared, una atrevida novedad que desafió la noción medieval de que
los artistas deben permanecer en el anonimato ya que ninguno de ellos podría
compararse con Dios, el creador.
Pero, además, entre las joyas del arte búlgaro, el
Monasterio posee valiosos iconos, pintados por el pintor de iconos de Tryavna,
Papa Vitan el Joven, y Stanislav Dospevski, el pintor de iconos de Samokov, que
había estudiado en el extranjero y era sobrino de Zahari Zograf.
Durante los años de la Guerra
Ruso-Turca (1877–1878) el monasterio se convirtió en un hospital. En gesto de gratitud tras la Liberación, los
soldados rusos donaron campanas y candelabros al monasterio y libros litúrgicos
para la iglesia.
Crónica de una visitante
al Monasterio
Este Monasterio
está a 8 km de Veliko Tarnovo. Nos gustó mucho, aunque es verdad que está
descuidado, y un poco abandonado, pero la estructura y las pinturas son
impresionante y que decir del lugar, es espectacular.
Por una
carretera de curvas, atravesando un bosque frondoso llegas al monasterio sobre
un precipicio y bajo un acantilado de roca blanca. Es muy bonito.
Ubicado sobre un desfiladero cerca del río Yantra, este Monasterio es uno de los principales templos de la iglesia ortodoxa búlgara. Aunque sus raíces se hallan en el siglo XI y se sabe que en 1360 ya era un monasterio autónomo, tras las luchas contra los otomanos tuvo que ser completamente reconstruido. Su aspecto actual se debe a las restauraciones del s.XIX, en las que intervino el famoso pintor Zahari Zograf del Renacimiento búlgaro. Suyos son los preciosos murales que decoran la iglesia.
Como
muchos monasterios búlgaros este también fue destruido durante la ocupación
otomana, y reconstruido años después. Los murales del pintor Zograf incluyen
una rueda de la vida y escenas de demonios y pecadores.
No hace falta ser creyente, y ni siquiera amante
de la Historia y el arte, para llegar aquí y darse cuenta del magnetismo que
irradia este lugar.
En el siglo XIX este emplazamiento estaba lleno de
vida e ideas revolucionarias, artísticas y políticas, rompiendo el molde
medieval de la antigua sociedad búlgara. Pero ya nada queda de esa vivacidad, y
lo que encuentra el viajero es un lugar tranquilo y solitario, casi
misterioso y lleno de paz, en el que saciar la curiosidad de las tantas
historias escritas sobre este Monasterio.
Aunque realmente, el Monasterio adopta su nombre de un monje. Fue aquí donde un hombre, que sería más conocido por su nombre religioso, Matey Preobrazhenski, hizo sus votos en la década de 1840. Era una persona notable del Renacimiento, un gran vagabundo, algo reflejado en su apodo: Mitkaloto, o El Vagabundo. Viajó por todas partes, luchó en una banda revolucionaria, practicó la medicina tradicional, difundió prácticas e ideas agrícolas modernas, escribió y distribuyó libros, abrió centros comunitarios y estaba tan inmerso en la ingeniería, que construyó varios molinos mecánicos.

Un corrimiento de tierra estuvo a punto de llevárselo por delante.
Hoy en día se pueden ver algunas rocas a ambos lados del monasterio, origen de
este corrimiento de tierra. En 1991, una roca
gigantesca cayó del acantilado y se rompió en pedazos más pequeños antes de
aplastar algunas células monásticas. Un gran trozo se partió en dos y las
piezas terminaron milagrosamente a ambos lados de la iglesia central.
Afortunadamente, nadie salió herido.
La Rueda de la Vida de Zahariy Zograf
No hay nadie. Todo está en silencio. Ningún
visitante. Ningún monje.
Nos acercamos con curiosidad a la Iglesia
Principal, la de la Transfiguración, ansiosos por contemplar la Rueda de la
Vida – la misma que fue impresa en los billetes de 100 leva hace 20 años – a
resguardo sobre una improvisada pérgola de aluminio.
¡Es fantástica!
La rueda de la vida,
Dos ángeles la hacen girar, y mientras que en el
interior se ve el paso de las estaciones y el tiempo hace mella en la vida de
los hombres, en la parte exterior, el ser humano se va alzando hasta alcanzar
su plenitud, cuando comienza a desvanecerse para terminar su vida segado por la
guadaña de la muerte.
Se ve que el Monasterio está habitado y los
edificios son funcionales. Los magníficos frescos de los muros exteriores, de
hace dos siglos, conjugan su supervivencia con aparatos de aire acondicionado y
conexiones precarias de cables que harán que un día todo sea consumido por las
llamas.
Una señora custodia una pequeña puerta azul por la
que se accede a la Iglesia y allí, entre el humo de las velas y el color de las
paredes, se muestra la magia.
Las representaciones, las escenas, la sillería, el
iconostasio, los candelabros,… Me gusta absolutamente todo de este misterioso
lugar. Concebido como lugar de culto, parece que verdaderamente acerca el alma
a Dios.
Los edificios exteriores se encuentran en sintonía
con el estado de decadencia de la Iglesia Principal, salvo la zona de comedor,
también decorada con escenas religiosas en los vívidos colores característicos
de la técnica mural religiosa de Bulgaria.
Nadie más. Sólo
nosotros. Despedimos el lugar con un sentimiento que casi no podría describirse
con palabras: el sentimiento de emoción de haber visitado un casi sobrenatural
espacio que probablemente termine por extinguirse.
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