lunes, 24 de junio de 2024

- El Monasterio de Agapia en Moldavia


Tras recorrer unos cincuenta kilómetros desde Pietra Neamt, llegamos al Monasterio de Agapia, donde residen más de doscientas monjas, toda una novedad para nosotros, pues dudo que en nuestro país exista actualmente un convento con tantas religiosas. 

Aunque no es uno de los monasterios más renombrados, al menos entre los turistas españoles, mereció mucho la pena visitarlo, no solo por su valor cultural y artístico, sino también por sus maravillosas flores. Se encuentra en el pueblo de Agapia, a orillas de un río del mismo nombre, en el Parque Natural Varatori Neamt, en el cual seguimos disfrutando con sus espléndidos paisajes y sus sorpresas en forma de iglesias de vez en cuando.


El Monasterio de Agapia es un convento de monjas ortodoxo rumano situado a 9 km al oeste de Târgu Neamț , en la comuna de Agapia , condado de Neamț . Fue construido entre 1641 y 1643 por el hetman rumano Gavriil Coci, hermano de Vasile Lupu .

El Monasterio de Agapia es un convento de monjas activo que alberga entre 300 y 400 monjas en dos ubicaciones. El monasterio principal, Agapia din Vale, se encuentra en el extremo occidental del pueblo de Agapia. Fue construido en 1644 por Gavril Coci (hermano de Vasile Lupu).

Tiene relajantes jardines y una fachada impresionante, pero la mayoría viene a ver los frescos interiores pintados entre 1858 y 1861 por el maestro rumano Nicolae Grigorescu. Un segundo monasterio más pequeño, Agapia din Deal (a veces llamado Agapia Veche), está a 1,6 km por una carretera empinada.

                                      Agapia es un convento de monjas activo con cientos de monjas

El monasterio principal también tiene un pequeño museo que exhibe íconos de los siglos XVI y XVII, y una tienda donde puedes comprar íconos y otros artículos religiosos. Para encontrar el monasterio desde Târgu Neamţ, diríjase hacia el sur por la carretera principal hacia Piatra Neamţ, gire a la derecha en la señal hacia el pueblo de Agapia. El monasterio está a 7 km al final de la carretera.



La iglesia, restaurada y modificada varias veces a lo largo de los siglos, fue pintada por Nicolae Grigorescu entre 1858 y 1861. Es uno de los conventos de monjas más grandes de Rumania, tiene entre 300 y 400 monjas y ocupa el segundo lugar en población después de Văratec. Monasterio .


Su origen se debe al ermitaño Agapia, que vivía en un claro, junto a la actual Ermita Vieja de Agapia. Como era de difícil acceso, a principios del siglo XVIII unos monjes se instalaron en el solar del actual monasterio, construyendo una iglesia de madera. En 1643 se erigió la actual iglesia, dedicada a los Santos Miguel y Gabriel. Posteriormente, sufrió incendios y ataques por parte de los turcos y de los tártaros, y en 1680 fue saqueado por los polacos.


En 1803, se convirtió en un convento de monjas. Fue incendiado de nuevo por los turcos en 1821 y reconstruido en 1823, añadiéndose una nueva Capilla en el lado sur en 1847. En 1858, se realizaron unas obras de reconstrucción, que contaron con la participación de Nicolae Grigorescu, quien se convertiría en uno de los pintores rumanos más famosos y que, por entonces, con solo veinte años, pintó las paredes interiores de la iglesia. 

Entre 1995 y 2009 se acometieron importantes trabajos de restauración, que recuperaron tanto la belleza del monumento como sus murales originales.

Según nos aproximábamos al Monasterio, fuimos descubriendo las casitas en las que residen las monjas, ya que no se trata de un convento cerrado, a la usanza española, o al menos tal como nos lo imaginaríamos hoy en día, sino una serie de terrenos e instalaciones en las que las religiosas cultivan la tierra, hacen labores de tejido o bordado, embellecen los jardines y cuidan de los edificios. 

En fin, donde cada una de ellas tiene y realiza su tarea. Así, pudimos verlas con sus hábitos y tocas negras, arreglando las flores, atendiendo los campos, tejiendo alfombras, planchando… Unas escenas que parecían sacadas de otras épocas.


En cuanto cruzamos la puerta del recinto donde se ubica el monasterio, nos sorprendió la belleza de unos jardines cuidados hasta el último pétalo de unas flores de colores brillantes, entremezcladas en macizos y composiciones de un gusto exquisito.

Preciosos estos jardines, que sirven de fondo a la Iglesia y a las dependencias donde se encuentra el museo y en las que trabajan las monjas.



Al igual que en el resto de los monasterios que visitamos, es necesario vestir recatadamente, con las rodillas y los hombros cubiertos. Disponen de unas “faldas” que prestan a los “incumplidores”, ya sean señoras o caballeros, pero, viéndolas, mejor es llevar ropa adecuada o un pareo propio.

Tanto en el interior de la iglesia como en el museo está prohibido tomar fotos. Sin embargo, sí que se permite hacerlas en los talleres y, por supuesto, en sus fantásticos jardines.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

- Cementerio de Sapanta en Maramures

                      El  cementerio alegre  es un cementerio en la aldea de  Săpânța ,  Maramureş ,  Rumania , a 8 kilómetros escasos de la...