- Iran, un pais de ensueño (Teheran, Isfahan...)

El sendero hippie era una forma de turismo alternativo...

El Sendero Hippie es el nombre dado al viaje emprendido por los miembros de la subcultura hippie y otras entre la década de 1950 y la década de los 1970’s desde Europa, por tierra desde y hacia el sur de Asia, principalmente India y Nepal.

El sendero hippie era una forma de turismo alternativo, y uno de los elementos clave era viajar lo más barato posible, sobre todo para extender la longitud de tiempo fuera de casa.

En cada parada importante del sendero hippie, había hoteles, restaurantes y cafés que atendían casi exclusivamente a los occidentales, muchos de ellos jóvenes fumadores de marihuana, que hacían conexiones entre sí mientras viajaban al este y al oeste. Los hippies tendían a pasar más tiempo interactuando con la población local que los turistas tradicionales.

Los viajes típicamente comenzaban desde las ciudades de Europa occidental, a menudo Londres, Ámsterdam, Paris, Milán o Atenas. La mayoría de los viajes pasaban a través de Estambul, donde las rutas se dividieron.

Teherán, la capital de IRAN (antigua Persia)

La habitual ruta pasaba a través de Teheran, Herat, Kandahar, Kabul, Peshawar, y Lahore y de allí, tren a la India.

Ideas y experiencias fueron intercambiadas en albergues conocidos, hoteles y otros puntos de encuentro en el camino, como la tienda de Pudding en Estambul, Sigi's en la calle Chicken en Kabul o el Amir Kabir de Teherán. Muchas personas utilizaron mochilas y, si bien la mayoría de viajeros eran jóvenes, personas mayores y familias de vez en cuando viajaron por la ruta..

El sendero hippie llegó a su fin a finales de la década (1979) con los cambios políticos en países anteriormente hospitalarios. Irán votó en referéndum nacional para convertirse en una República Islámica el 1° de abril de 1979, y para aprobar una nueva constitución teocrática y la invasión soviética de Afganistán cerró la ruta por tierra a viajeros occidentales.

Desde Estambul a la frontera con Irán

Salimos en un Bus desde Estambul con destino a Teherán, largo trayecto: la distancia entre Estambul y Teherán por carretera es de 2.435 kms. Y el Bus tarda dos días y unas 10 horas. Ello obliga a realizar algunas paradas intermedias tanto en Turquia como en Irán, ejemplo: ir a Erzurum La distancia entre Estambul y Erzurum por carretera es de 1.231 kms. El viaje en autobús dura 16h 44 m

La distancia por carretera de Estambul a Dogubeyazi es de 1.502 km.

*Dogubeyazit

Lo importante de Dogubeyazit es el Monte Ararat donde se supone que escolló el arca de Noé. También se pueden ver las cuevas de hielo, lago Balik, mezquita de Beyazit, el parque natural del arca de Noé.

Cercana a la frontera con Irán se encuentra la ciudad de Dogubeyazit que no tiene nada en especial, salvo ser un punto de parada para pasar al país persa y un enclave importante para subir al Monte Ararat, el pico más alto de Turquía con 5.165 metros.
El Monte Ararat es un volcán inactivo y según las creencias cristianas en esta montaña siempre nevada se escolló el Arca de Noé después del Diluvio Universal.

Durante el trayecto el paisaje fue sencillamente espectacular. A medio camino apareció de entre las montañas el majestuoso Monte Ararat, de forma triangular, con su cima cubierta de nieve. El cielo estaba completamente despejado y la montaña lucía en todo su esplendor, con los últimos rayos de sol, rodeada de colinas onduladas de color rojizo; poblaciones agrícolas; y verdes prados con rebaños de ovejas y vacas pastando. En la ciudad ir al Hotel Ararat.

Del viaje nos quedamos con Irán, a pesar de que Turquía es un país precioso pero Irán nos sorprendió y hasta el día de hoy nos sigue sorprendiendo.

Atravesando Irán

Cruzar la frontera a Irán.
Desde Dogubeyazit hay que coger un pequeño bus (salen desde la calle Ar Caddesi, junto a la gasolinera) con destino Gurbulak (la ciudad fronteriza turca cuesta unas 8 liras y se tarda unos 45 minutos).

-Bus a Teherán. Distancia 442 kilómetros (unas 6 horas).

Teherán no tiene mucho que ver pero merece la pena una parada para ver la ciudad. Su entorno montañoso es muy bonito. Se puede ver allí la Mezquita del Viernes, el Museo Arqueológico, el Palacio de Golestán, el Bazar Tyrish.

La distancia entre Estambul y Teherán por carretera es de 2.435 kms. Y el Bus tarda dos días y unas 10 horas.

Teherán

Un viajero de los años 2020 escribe en su Blog de Viaje: “He descubierto que existe un autobús desde Estambul hasta Teherán. Son unas 48 horas de viaje en Bus y cuesta unos 30 euros la ida. Me parece una opción absolutamente increíble para ir barato y ahorrar muchísimo dinero. Tiene una parada en Tabriz”.

Con otros jóvenes viajeros nos informamos de seguir viaje a la India tomando un Bus a Teherán. Un largo viaje de 2.435 kms y de dos días y medio en un bus atravesando toda Turquia y entrando en Irán.

Teherán es el centro administrativo e industrial de Irán. Desde los años ochenta, casi la mitad de la producción manufacturada iraní se encuentra en Teherán.

Teherán, capital de Irán, está situada en una llanura que desciende en inclinación hacia el sur a los pies de los montes Alborz. La ciudad tiene una altitud de 1,100 ms al sur, 1.200 ms en su centro y 1.700 ms al norte. La ciudad y su periferia cubren una superficie de 86 500 ha.

La fundación de la ciudad estuvo inicialmente circunscrita al límite entre dos zonas características de las llanuras. La zona sobre la cual se encuentra Teherán representa la transición entre el desierto estéril (kavir) y la cadena montañosa del Alborz.

Teherán sufrió también la invasión mongola, pero el declive de Rey incitó a sus habitantes a instalarse en Teherán, que ofrecía más comodidades con sus jardines y sus canales de regadío. En 1340, Hamdollah Mostowfí describió Teherán como una «pequeña ciudad importante», pero tan poco poblada como antaño. En el siglo xiv, la provincia mongola en la zona estaba formada por cuatro departamentos, uno de los cuales era Teherán. Rey formaba parte en esta época del distrito de Teherán, periodo en que la futura capital iraní comenzaba a predominar sobre Rey.

Don Ruy González de Clavijo, embajador castellano, fue probablemente el primer europeo en visitar Teherán, llegando a sus puertas en julio de 1404, en el curso de un viaje hacia Samarcanda (hoy en Uzbekistán y que en esa época era la capital mongola). Describió Teherán como una gran ciudad equipada de una residencia real («posada»). Rey es descrita como una ciudad abandonada («agora deshabitada»).

En 1797 Teherán seguía teniendo la apariencia de una ciudad nueva y contaba con pocos habitantes. Un viajero europeo, G.E. Olivier, hablaba de una ciudad de 15 000 habitantes, de los cuales 3000 eran soldados, pero que se extendía sobre 7,5 km² de los cuales sólo la mitad estaban edificados, y el resto son jardines y vergeles.

Fath Alí Sah Qayar (1797-1834) fue el primer constructor de Teherán. Embelleció el Arg (barrio real) e hizo construir el Palacio de Golestán y el Tajt-e Marmar (palacio de mármol) en su seno. Construyó igualmente numerosos edificios importantes como la Mezquita del Sah (Masyed-e Shah) en el interior del bazar y el Palacio de Negarestán y de Lalezar. La ciudad iba atrayendo cada vez más habitantes y la población se duplicó en 20 años. Sin embargo, en 1834, al final de su reinado, muchas construcciones seguían sin acabar.

Durante la Segunda Guerra Mundial, británicos y soviéticos ocuparon la ciudad de Teherán, teniendo lugar en ella la Conferencia de Teherán en 1943, con Franklin D. Roosevelt, Winston Churchill, y Stalin.

Tras la caída de la dinastía Pahlavi en 1979, la ciudad pasó por una complicada situación que acabó con el secuestro de más de 50 ciudadanos americanos que fueron retenidos en la embajada de este país desde finales de 1979 hasta enero de 1981.

Isfahan

Nos acordamos de aquella pareja en Isfahan que se acercó en un restaurante a nuestra mesa para que le tradujéramos al inglés una canción de Pablo Alborán y después insistieron en llevarnos hasta nuestro hotel en su coche.

O las innumerables invitaciones que recibimos en la calle a tomar té o a cenar a sus casas o incluso hasta alojarnos en sus casas con sus familias.

Nos acordamos de Alí, el guía que tuvimos en una excursión que contratamos en el hotel Silk Road en Yazd y que nos invitó a su casa a cenar un delicioso plato persa que hizo para nosotros su madre.

El paso por Irán fue un cúmulo de amigables conversaciones, sinceras bienvenidas, invitaciones de todo tipo. Nos acordamos de muchas anécdotas, como cuando pasamos la frontera y al no haber ningún banco para cambiar y no tener dinero, un hombre desconocido se ofreció para pagarnos un taxi para que nos llevara a la ciudad más cercana.