Abu Mena fue un complejo monástico y centro de peregrinación de los primeros
siglos del cristianismo. Sus restos se encuentran en Egipto, a unos 45 kilómetros
al sudoeste de Alejandría y fueron
inscritos en la Lista
del Patrimonio Mundial por la Unesco en 1979. SAN
MENA: El pequeño
pueblo de Abu-Mina, situado aproximadamente a 50 km al suroeste de Alejandría,
alberga el monasterio de San Mena (Mina). Se cree que San Mena se convirtió en
mártir a principios del siglo IV, cuando el Imperio Romano perseguía a los
cristianos.
Abu Mena
era una ciudad santa paleocristiana, Abu Mena fue edificada sobre la tumba del
mártir Menas de Alejandría, muerto en el año 296 dC. Se conservan la iglesia,
el baptisterio, las basílicas, los edificios públicos, las calles, los
monasterios, las viviendas y los talleres.
Quedan
muy pocos edificios en pie, pero los cimientos de los edificios más
importantes, como la gran basílica, son fácilmente
discernibles.
Hoy dia en el lugar hay un gran y espléndido Monasterio copto,
amplio lugar para peregrinaciones, hermoso templo y dependencias para monjes y
peregrinos.
El monasterio moderno ha sido construido en el emplazamiento de una antigua iglesia, donde se cree que fueron enterrados los restos del santo. Un equipo arqueológico alemán ha estado trabajando en Abu Mina desde 1969.
Hay autobuses que salen de manera regular desde la nueva estación de Alejandría (estación de Baheej) hacia Abu Mina. Una vez en Abu Mina, se puede coger un microbús para llegar hasta el monasterio El antiguo monasterio, ahora un yacimiento arqueológico fue el lugar de peregrinación original, que fue destruido por los árabes durante la conquista musulmana de Egipto a mediados del siglo VII. Hoy, miles de peregrinos continúan acudiendo en masa para recibir curación espiritual y física en el monasterio revivido, que una vez más se ha convertido en la "Lourdes de Oriente".
Cristo y el Abad Mena. Siglo VII. Monasterio de Baouit en Egipto.
Pintura sobre madera de sicomoro.
Cuenta una leyenda que un pastor del delta del Nilo tenía una oveja enferma. Esta, en las últimas, se tumbó agonizante en medio del desierto para levantarse a continuación milagrosamente repuesta. El pastor, anonadado, lo contó a sus allegados y empezaron a llegar personas con distintas dolencias.
A falta de medicina moderna, el milagroso punto curativo se llenó de egipcios. Avisado del tema, el emperador romano Constantino I envió a su hija enferma. Esta no solo fue curada, sino que tuvo una aparición: el santo Menas de Alejandría le reveló que la cuestión de las curaciones era cosa suya y que tenía que encontrar su cuerpo, enterrado allí. Así lo hizo y, una vez logrado, las obras para un monasterio fueron la lógica continuación. En muy poco tiempo se levantó aquí una auténtica industria de la sanación taumatúrgica.
Miles de peregrinos venían a
curarse y se llevaban agua en un frasquito. Las excavaciones en Abu Mena
lograron identificar el horno del que salían estos frascos con el sello del
santo. Estos viajaron por medio mundo: desde Inglaterra a Eritrea y por todo el
Mediterráneo se han encontrado en distintos sitios arqueológicos.
Todo parte por tanto con Menas, nacido sobre el año 285 cerca de Menfis. De padres cristianos e influyentes, Menas se alistó con quince años en el ejército romano en una milicia a cargo de Diocleciano. Se negó a matar a cristianos y se retiró del ejército. Ya célibe y asceta, en su retiro decidió añadir a su santo currículum el martirio: fue torturado por los romanos. En este punto arrancan leyendas que hablan de un cadáver incorruptible y dos camellos que, transportando al fallecido Menas, se negaron a pasar de un punto concreto del desierto egipcio más al sur del lago Mariout.
En este punto fue
enterrado Mena, pero a
finales del siglo IV se había perdido su pista hasta la historia del pastor y
su oveja. Es en este siglo en el que según los arqueólogos se levantó el primer
edificio del monasterio de Abu Mena y empiezan a
expandirse ampollas de terracota por medio mundo.
Unos años después, el emperador romano de oriente, Arcadio, tuvo que tomar decisiones cuando Abu Mena se había ido de las manos. El monasterio había sobrepasado con mucho su capacidad original y ordenó la primera de las ampliaciones que tuvo el sitio, convertido ya en una ciudad. Así se levantó la basílica que lleva su nombre, el edificio más esplendoroso de Abu Mena con sus 56 columnas de mármol. Abu Mena se convirtió en el lugar de peregrinaje preferido por los cristianos egipcios.
Desgraciadamente, la historia tuvo un final abrupto cuando en el siglo VII los
árabes destruyeron el lugar en su camino hacia Occidente. Una vez recuperado el
lugar exacto de Abu Mena, ya en el siglo XX, el papa San Cirilo VI de
Alejandría, que veneraba especialmente a Menas, ordenó levantar un nuevo templo
en 1959. Cerca del Abu Mena original descansan hoy sus restos junto a los de
Menas.
Las excavaciones tuvieron lugar entre 1905 y 1907, aunque posteriormente hubo más campañas. Lo que se descubrió puso en contexto la industria de la sanación que se montó temporalmente en Abu Mena. Además de la gran basílica, se encontró una iglesia con influencias bizantinas y unos baños destinados a hacer curaciones masivas.
Excavaciones posteriores revelaron el tamaño del lugar al sacar a
la luz dormitorios, centros de recepción, cisternas, la casa del abad, un
baptisterio con restos de policromía y una prensa de vino. De
todo esto quedan poco más que los cimientos: hay que adivinar más que ver. En
los últimos años, proyectos para mejorar la irrigación en la zona han anegado
las estancias subterráneas y han vuelto inestables los cimientos al humedecer
el sustrato de barro.
Esta situación no se ha corregido en Abu Mena, a lo que no ayuda la
casi total ausencia de turismo que hay aquí, pese a la cercanía de Alejandría. Está
a 45 kilómetros de esta ciudad, una sombra de lo que fue, pero al fin y al cabo
la segunda más poblada de Egipto. Alejandría sigue atrayendo al turismo, que a
pesar de tener un aeropuerto suele llegar por tren o carretera desde El Cairo. Una vez
en Alejandría, lo más sencillo es conseguir transporte privado para ir al
monasterio moderno y al llegar probar suerte con gente local para llegar a las
ruinas con guía incluido. Estas no tienen infraestructura alguna y se puede
caminar entre ellas libremente. Si queremos llevar las cosas más atadas, otra
opción es ponerse en contacto con la iglesia copta de Egipto para intentar
concertar una visita guiada.
El nivel
freático de
la zona se ha visto afectado por la agricultura de los alrededores; su
elevación ha provocado el colapso o la desestabilización de varios edificios,
por lo que el sitio fue incluido en la Lista del Patrimonio en
peligro en
2001.
San Menas de Alejandría sufrió martirio a finales del
siglo iii o principios
del siglo iv. Según la
tradición, su cuerpo fue trasladado en camello desde Alejandría hacia el
desierto, más allá del lago Mariout. Llegado
a un punto, el camello se negó a continuar, lo que se tomó como un signo de la
voluntad divina, por lo que Menas fue enterrado en ese lugar. La situación de
la tumba cayó en el olvido, hasta que fue redescubierta milagrosamente. Se
cuenta que un pastor obtuvo poderes sanadores en el lugar, por lo que Constantino I el Grande le envió a su hija enferma, que descubrió allí la tumba del
santo, los restos más antiguos de Abu Mena datan de mediados del siglo iv.
Constantino ordenó entonces
la construcción de una iglesia en el lugar, que a finales del siglo iv se convirtió en un importante
centro de peregrinación cristiano.
Durante el reinado de Arcadio, la iglesia se había
quedado pequeña, así que el emperador, a petición del obispo local, ordenó la
primera de las tres expansiones que se realizaron. A finales de la Edad Antigua, Abu Mena
se había convertido en el principal centro de peregrinación de Egipto.
Papa copto Shenouda III, enterrado en San Mena
Las excavaciones sugieren
que el gran xenodocheion, una zona de recepción para los peregrinos, pudo haber sido
originalmente un cementerio. También se ha descubierto un baptisterio adyacente
a la iglesia original y un grupo de almacenes subterráneos y prensas para hacer
vino que datan de los siglos VI y VII.
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