Shiraz es una ciudad localizada al suroeste de Irán, a 919 kms al sur de Teherán. Es la capital de la provincia de Fars. Se encuentra localizada a 1.486 m sobre el nivel del mar, al pie de los montes Zagros. Shiraz fue capital de Persia durante la dinastía Zand, entre 1750 y 1794. Se la conoce como la ciudad de la poesía, el vino, las rosas y las luciérnagas.
Se presume que Shiraz existe desde hace 2500
años. La referencia más antigua de la ciudad data del 550 aC, aprox.
La base económica de la ciudad proviene de los
productos agropecuarios de la región, entre los que destaca la viticultura, la citricultura, la floricultura, el cultivo de arroz y algodón.
La vitivinicultura ha estado presente en la historia de la región, donde se
producía el vino
shirazí. La industria se enfoca a
la producción cementera, azucarera, maderera, metalurgia, de fertilizantes, textil,
destacándose la producción de alfombras.
Shiraz
cuenta con una refinería construida
en 1973 la cual tiene una producción de 40.000 barriles por día y es
administrada por la Compañía de Refinación de Petróleo de Shiraz (SORC). Dicha Refineria es la que produce gas licuado del petroleo, gasolina,
queroseno, combustóleo, azufre y bitumen,
productos que distribuidos en el sur y el este del país.
Es además
un importante centro de la industria electrónica iraní, concentrando el
53 % de la inversión en esta área.
Shiraz célebre
desde hace más de 2.000 años por su cultura, sus jardines, su vino y sus
trovadores, Shiraz, situada en un altiplano al suroeste de Irán, en las
estribaciones de la cordillera de los Zagros, a casi 1.500 metros de altitud.
Rodeada de
sitios arqueológicos de incalculable valor (Persépolis, la milenaria capital
ceremonial del Imperio persa aqueménida, o Pasargadas, origen del imperio y
donde se encuentra el mausoleo de Ciro el Grande), Shiraz esconde joyas
arquitectónicas como Nasir al-Mulk, conocida como la Mezquita Rosa por las
tonalidades que la luz exterior proyecta en su interior a través de sus
espléndidas vidrieras.
La riqueza monumental es tan amplia como diversa, desde los
yacimientos persas de Persépolis o Pasargadas,
hasta antiguos caravanserais, alojamientos y almacenes de la época de la ruta
de la Seda. Los orígenes de la ciudad se remontan a la época elamita, esa
“confederación” de ciudades agrícolas y comerciantes de corte mesopotámico.
Ciudad de cierta importancia durante el Segundo Imperio Persa (la época Sasánida),
será la conquista árabe y la islamización la que dará a Shiraz, la importancia
que le conocemos a partir del siglo VII. Shiraz comienza a ganar importancia a
partir del siglo XIII y XIV, hasta el XVII. Su importancia crece hasta que en
1750 es elegida como capital por la dinastía Zand (hasta
1794). Durante esa época se restauran o se construyen los principales
monumentos de la ciudad.
Ya en el
siglo XX, el Shah escogió Shiraz como faro cultural del país y durante los años
60 y 70 se invirtió mucho dinero en recuperar monumentos y patrimonio. La
revolución de 1979 y los convulsos años 80 pondrán fin al periodo de expansión
y el turismo desaparecerá. La poesía, tradición literaria reconocida en todo el
mundo musulmán y oriental o la reivindicación del origen del vino, a la que
está asociada la ciudad, no le ayudaron mucho.
El desarrollo de su universidad, de los hospitales y
la celebración del Festival de las Artes Iraníes durante os años del Shah
Pahlavi, muy criticado por los religiosos, fueron anulados y en general la
ciudad abandonada. Durante años, el régimen ha privilegiado una cierta visión
de Irán asociada a Isfahán como ciudad acorde con los preceptos islámicos. Pero
las cosas están cambiando. La distensión que se produce a partir de 2016 abre
de nuevo Shiraz para los viajeros y la ciudad que está recobrando su brillo.
La ciudad se divide en una parte antigua con el
bazar y la mezquita de Nas-al-Monk, y una nueva en plena expansión. Varias
inundaciones y terremotos durante la historia han destruido o afectado a la
arquitectura de Shiraz. A pesar de ello, el patrimonio es espectacular. Para
empezar la Ciudadela de Shiraz o Arg-e Karim Khan, fortaleza
de ladrillo y piedra con cuatro torres en los extremos, una de ellas inclinada,
que constituye una de las fotografías de la ciudad.
La otra, sin duda es la mezquita de Nasir al-Molk, más conocida como
mezquita Rosa por el color de los azulejos del techo. La luz que entra por las
vidrieras proporciona una atmosfera acogedora y cálida a este lugar religioso,
que sin embargo, es también un lugar de encuentro. Las mezquitas en Irán son
lugares de culto pero también de reunión y encuentro.
Otros monumentos a destacar son la mezquita Atiq del siglo IX; la mezquita de Vakil con el Gran Bazar homónimo situado
en la misma zona. El bazar es relativamente
pequeño y enseguida nos orientamos en él. En el centro del Bazar un antiguo
caravanserai de mercaderes puede ser un lugar de encuentro ideal. El ambiente
es tranquilo y absolutamente seguro. El encanto no falta en los puestos de
marquetería, vasos de metal, tapices, especias y frutos.
Aún no hay demasiados restaurantes y faltan los bares. Dado que el alcohol está prohibido, sólo queda el agua y los zumos de frutas naturales y granizados, estos excelentes. Sabores como la granada, el melón o los diversos granos son muy recomendables. Los precios de Shiraz no son caros pero tampoco esperemos muchas gangas, por ejemplo con los pistachos que resultan tan caros como en Europa o más si su calidad es superior.
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