El Monasterio de Bachkovo, uno de los monasterios más bonitos de Bulgaria, se encuentra muy cerca de la histórica ciudad de Plovdiv, enclavado en las montañas Ródope.
El monasterio de Bachkovo se encuentra a
30 kilómetros al norte de Plovdiv. Se puede llegar en transporte público: en tren hasta
Asenovgrad, unos tres cuartos de hora, y desde allí en autobús al monasterio,
alrededor de 20 minutos. Nosotros aprovechamos el paso por la ciudad intermedia
para visitar la fortaleza de Asen –entre nuestros lugares imprescindibles que ver en
Bulgaria–. En coche, hablamos de poco
más de media hora.
Fundado en el siglo XI, el Monasterio de
Bachkovo es el segundo
monasterio más importante de Bulgaria tras el Monasterio de Rila. El exterior es austero como
casi todos los monasterios ortodoxos pero en su interior acoge, sin duda, uno
de los monasterios
más bonitos de Bulgaria.
Y este austero exterior no hace justicia a la
maravilla artística con la que cuenta el Monasterio de Bachkovo en su interior,
sin duda, equiparable a la que encontramos en el Monasterio de Rila.
En el patio principal del monasterio se
encuentra la Sveta
Bogoroditsa o Iglesia de la Virgen María, que está construida
de ladrillo visto y de piedra blanca. Quizá la decoración interior sea la más bonita que
hemos visto en ninguno de los monasterios que visitamos, lo que convierte a
Bachkovo en uno de los monasterios más bonitos que vimos en Bulgaria.
Nada más entrar al nártex o antesala de la nave central, los frescos tienen un colorido y un detalle increíbles y los dorados hacen que todo destaque todavía más.
Nos encantan las pinturas de las bóvedas y de la
cúpula.
Ya en la estancia principal encontramos un bonito iconostasio (la pared que separa la nave del altar) con numerosos iconos bíblicos y con maderas pintadas en brillante dorado.
Las
bóvedas tienen frescos basados en escenas bíblicas y nos llaman la atención los
relieves dorados en las aureolas de los santos.
Multitud de lámparas acompañan a los pocos
rayos de sol que entran por las ventanas para iluminar de forma tenue la
iglesia y, sobre todas ellas, destaca la lámpara central con un diámetro
increíble y repleta de elementos decorativos.
Puedes explorar otro patio
del monasterio, menos expuesto a la vista de los visitantes, donde se encuentra
un pequeño museo y parte de las dependencias privadas de los monjes. En este
patio se encuentra otra iglesia llamada Sveti Nikola o San Nicolás construida en el
año 1834.
Para visitar el Monasterio de Bachkovo, deberías alojarte en la cercana ciudad de Plovdiv. Nosotros aprovechamos para visitar esta histórica ciudad de Plovdiv.
DORMIR EN EL MONASTERIO DE BACHKOVO
Los monasterios de Bulgaria son una visita imprescindible en cualquier viaje al país. Los monjes han mantenido en pie y en activo muchos de ellos desde hace siglos. En su interior se conservan algunas de las obras de arte búlgaro más impresionantes,
desde
frescos hasta iconos, pasando por tallas y orfebrería. Pero, más allá de la
visita, ¿cómo te suena dormir
en un monasterio? Te avisamos, es mucho más fácil de lo que
puedas pensar, pero tan especial como suena.
Más
allá de la joya de la corona, el monasterio de Rila, en Bulgaria hay más de cien monasterios abiertos al
turismo. Nosotros visitamos los dos más importantes, el
mencionado de Rila y el monasterio
de Bachkovo. Y, si en el primero no dormimos, en Bachkovo sí
que pasamos la noche. Los monjes, nosotros y nadie más… bien es cierto que era
mediados de diciembre, pero no pudo ser más íntimo.
El monasterio de Bachkovo se fundó en el año
1083, aunque poco o nada queda de esa época. Casi todo lo que verás es del
siglo XVII. La iglesia principal: iglesia de la Virgen María o iglesia de Sveta Bogoroditsa,
está decorada con 1.850 frescos. Como en todas las iglesias ortodoxas, es
imposible encontrar un trozo de pared sin pintar.
Pasamos un rato admirando las escenas
bíblicas y los pantocrátores –hay varios–. Fíjate también en el icono milagroso de la Virgen,
sí, milagroso, es el motivo por el que llegan hasta aquí cientos de peregrinos.
No es la única iglesia del monasterio, también están la de los Arcángeles y el
templo de San Nicolás –con un Apocalipsis en la fachada que nos dejó sin
palabras–.
-EL ANTIGUO REFECTORIO
Tendrás que buscar al guía, porque el antiguo refectorio y el osario solo se visitan acompañados. O, al menos, es lo que nos dijeron a nosotros. También puede ser que nos cobraran simplemente por abrir ambos espacios: al no haber más turistas estaban cerrados en diciembre.
El caso es que el antiguo refectorio –nosotros cenamos luego en
otro sitio– merece una visita sin duda. Como la iglesia, tiene el techo
completamente decorado con frescos con
imágenes de santos. La enorme mesa
de piedra también nos dejó de una pieza.
-EL OSARIO, LA ÚLTIMA MORADA DE LOS MONJES DEL MONASTERIO DE BACHKOVO
El osario se encuentra
a unos 300 metros del monasterio en un edificio de dos plantas del siglo XI. La planta
superior acoge la iglesia
de Todos los Santos, con frescos, aunque más deteriorados
–menos restaurados– que los de la iglesia principal. La inferior servía solo
para la “ceremonia” de los huesos y no tiene altar. Aquí era donde se colocaban
los huesos de los
monjes del monasterio en una especie de fosa común. Dos
lápidas en el ábside dan acceso a ellos y una está levantada para poder verlos.
En el fresco del ábside
de la planta inferior nos llamó la atención la imagen de una Virgen de rostro verde.
¿Verde? El guía nos explicó que el proceso de pintado utilizaba muchas capas y
que todas han ido cayendo dejando a la vista una de las más profundas de color
verde.
NUESTRA EXPERIENCIA DURMIENDO EN
EL MONASTERIO DE BACHKOVO
¿Cómo acaba uno durmiendo en un monasterio en Bulgaria?
En nuestro caso, y creemos que en el de todo el mundo, porque lo busca. Ya lo
habíamos hecho en un monasterio en Japón –Koya San– y en España –aunque en los
hoteles, en Montserrat y Poblet–, incluso en una casa
parroquial en Astorga –eso fue por
accidente, no quedaban habitaciones en los hoteles en Semana Santa–.
Eso sí, en Bachkovo fue un poco más
complicado. Como íbamos improvisando y nos habían avisado de que el correo
electrónico no era la forma más ágil de contactar con ellos, tuvimos que llamar por teléfono para reservar.
Dado que era mitad de diciembre no hubo problemas de ocupación, pero sí un poco
de comunicación. Seguro que no esperaban una llamada en inglés para reservar
esa misma noche. La señora sí que lo hablaba un poco, pero si puedes conseguir
que se ponga un búlgaro al teléfono –el de la recepción de tu hotel anterior,
por ejemplo–, mucho mejor.
Cuando llegamos, después de buscar al monje “hotelero”, pagamos la habitación con desayuno y reservamos la cena. Todo a base de gestos y sonrisas porque nosotros no hablamos búlgaro y él no hablaba inglés. A pesar de su aspecto –el hábito negro, la barba larga, el gesto seco y un tamaño enorme– que era un poco intimidante, resultó de lo más agradable. Nos llevó hasta nuestra habitación y descubrimos que había hasta wifi. Eso nos hizo ilusión, pero más aún las gruesas mantas en las camas y la calefacción. Solo pueden compartir habitación los matrimonios, sigues estando en un monasterio.
¿CÓMO ES LA HABITACIÓN DE UN MONASTERIO?
¿Cómo crees que es
la habitación de un
monasterio? Pues sobria, sin duda. Pero muy acogedora. Se puede
compartir si estás casado, aunque tampoco nos pidieron la copia del certificado
de matrimonio, pero nada de cama grande. Dos pequeñas camas, vigiladas por un
icono de la Virgen. Habitación sobria, pero con televisión de plasma que no
encendimos, en cuanto descubrimos que había wifi no hizo falta.
El baño, muy
grande, es el típico búlgaro: no hay bañera ni plato de ducha –toda la
habitación es la ducha– y tampoco calefacción. Eso, en diciembre, duele más.
CENANDO EN EL MONASTERIO DE BACHKOVO
La cena, poco después del
atardecer –cenamos a las 17:40 aquel 14 de diciembre–, fue la “experiencia”.
Llegamos al refectorio antes de que acabara el último rezo y tuvimos que
esperar a los monjes. El primero que entró fue el abad que se acercó, nos
saludó y nos preguntó, en inglés, de dónde éramos. Después, mientras uno de los monjes leía la Biblia,
los demás cenamos. Todo el menaje era metálico: los cubiertos, los platos y
hasta los vasos.
¿El menú? Sopa de legumbres, patatas
con arroz y tomate, una ensalada fría con aceitunas –sí, incluso en pleno invierno
y en mitad de la nada rodeados de nieve no puede faltar una ensalada en
Bulgaria– y de postre una tarta de frutos secos. Un par de cocineras se
encargaban de sacar los platos de la cocina en la parte trasera. Toda la cena
fue acompañada de los rezos –que, claramente, no entendíamos– y el monje que
leía la Biblia solo comió después de que acabáramos todos los demás.
Una vez fuera del refectorio, se apagaron las luces del monasterio y
tanto los monjes como nosotros nos fuimos a nuestras habitaciones. Ellos con
linternas y nosotros con los móviles. Pensamos que se acababa el día… pero
el wifi siguió
activo y hasta nos dio para ver Netflix.´
EL DESAYUNO Y LOS REZOS DE LA MAÑANA
No íbamos a dejar pasar la
ocasión de presenciar
la misa de la mañana, pero tenemos que confesar que no
aguantamos toda la ceremonia. Los rezos monocordes, el estar de pie, el frío de
la iglesia y el recuerdo de la habitación caliente acabaron por convencernos de
volver a ella después de una media hora. Con todo y con eso, merece la pena
vivirlo –aunque sea solo un rato– para completar la experiencia de dormir en un monasterio.
A diferencia de la cena, el desayuno no fue del
todo en comunidad. Coincidimos con uno de los monjes, pero no era tan regulado
y cada uno se acercaba cuando quería. Después de desayunar, recogimos nuestras
cosas, devolvimos la llave de la habitación al monje “hotelero” y salimos a la
puerta del monasterio a esperar el autobús de vuelta a Asenovgrad.
DORMIR EN UN MONASTERIO EN
BULGARIA: ¿DÓNDE SE PUEDE HACER?
No solo en Bachkovo, es
posible dormir en
muchos monasterios de Bulgaria. Para empezar, incluso se
puede hacer en el más famoso del país: el de Rila. De hecho, de los que
mencionamos en nuestro artículo de lugares que ver en Bulgaria, solo en uno no es posible,
en Rozhen. Puedes elegir entre Rila,
Bachkovo, Troyan, Sokolsky y Dryanovo, pero eso
si quieres pasar la noche en alguno de los más famosos. En realidad, casi todos los monasterios ortodoxos del
país ofrecen esa posibilidad.
No se trata de una experiencia solo para
religiosos –ortodoxos o no–. La posibilidad de descubrir la vida de los monjes y
de recorrer en
soledad el interior de los monasterios es algo a tener
en cuenta. Porque sí, por muy turístico que sea, los grupos llegan a cierta
hora y después de otra hora no hay nadie.
Nosotros
lo vivimos en Bachkovo, durmiendo dentro, y en Rila, que nos alojamos a poca
distancia caminando y también lo vimos vacío a primera hora.
Más allá del dormir, también está compartir
la cena y el desayuno. Descubrir la vida diaria de los monjes es algo que no se
puede hacer todos los días ni en todos los monasterios. También es posible
acompañarles en los rezos, aunque, de nuevo, no es obligatorio.
Una joya del arte ortodoxo y una experiencia
para recordar: la visita y la noche en el monasterio de Bachkovo.
Una cosa más, suponemos que cada uno tendrá
sus comodidades, pero no dejan de estar bastante preparados para acoger peregrinos.
Sí, porque, a pesar de que se está popularizando el dormir en ellos, la mayoría
de los monasterios acoge peregrinos y lo hacía antes de que existiera el
concepto de turismo.
DORMIR EN EL MONASTERIO DE RILA
Nosotros visitamos el
monasterio de Bachkovo antes que el de Rila, así que, cuando llegamos al más
famoso del país ya habíamos vivido nuestra experiencia. Nos gustó, pero no
tanto como para querer repetir. En cualquier caso, si tú sí que quieres dormir en el monasterio de Rila,
echa un vistazo a la información de contacto en su página oficial. Tendrás que llamar por teléfono y
reservar.
Será en esa llamada cuando, además de preguntar por la disponibilidad, podrás saber cuál es el precio de la habitación: en la web no pone nada. Aunque no pases la noche, mira nuestro artículo La visita al monasterio de Rila, para convencerte de visitarlo de todas formas.
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