miércoles, 29 de mayo de 2024

-Ivanovo, iglesias rupestres Bulgaria

Iglesias rupestres de Ivanovo

Aunque se encuentran algo alejadas de Veliko Tarnovo (96 Kms), no queríamos dejar pasar la oportunidad de recomendar aquí la visita a las iglesias rupestres de Ivanovo, declaradas Patrimonio de la Humanidad. Este curioso conjunto de iglesias y capillas excavadas en la roca es famoso por sus magníficos frescos de los siglos XIII y XIV, bien conservados.

El conjunto de capillas e iglesias rupestres de Ivanovo, en la provincia de Ruse, es uno de los diez sitios declarados Patrimonio de la Humanidad en Bulgaria. Tuvimos la oportunidad de pasar por allí durante nuestra ruta por este país y la verdad es que nos impresionaron sus antiquísimos frescos y, sobre todo, sus peculiares emplazamientos en las rocas. 

Breve historia de las iglesias rupestres de Ivanovo

Las iglesias rupestres de Ivanovo se ubican cerca de la población homónima, situada 20 km al sur de Ruse y a 96 kms al norte de Veliko Tarnovo. La historia de este conjunto patrimonial, disperso por el valle del río Rusenski Lom, se remonta al año 1220, cuando el monje Joachim fundó una comunidad monástica en las cuevas naturales de la zona. 

Joachim acabaría convirtiéndose una década después en Patriarca de Bulgaria (máxima autoridad de la Iglesia ortodoxa búlgara) y la comunidad, conocida en su conjunto como Monasterio del Arcángel San Miguel, crecería en tamaño y prestigio gracias a las donaciones de los diferentes zares del Segundo Imperio búlgaro.


La mayoría de construcciones de aquellos tiempos han desaparecido (llegaron a contarse por decenas), pero aún se conservan seis templos entre iglesias y capillas. Además de estar construidas en la roca, las iglesias rupestres de Ivanovo destacan por sus magníficos frescos, datados entre los siglos XIII y XIV. Aunque fueron abandonadas a mitad del siglo XV, tras la caída del imperio búlgaro en manos otomanas, el buen estado de estos murales, obras maestras del arte Paleólogo, inscritas en la lista del Patrimonio de la Humanidad en 1979.

Visita a las iglesias rupestres de Ivanovo:


Solo una de las seis iglesias rupestres de Ivanovo es visitable: la iglesia de Nuestra Señora. Se puede acceder a pie desde un parking situado a las afueras de Ivanovo. 

Después de dejar atrás una pequeña cueva y de atravesar un puente de madera (en otros tiempos levadizo), llegaréis al lugar donde se halla la iglesia de Nuestra Señora, indicada como Church in the Rock. En esta pequeña iglesia, con dos curiosos balcones emergiendo de la roca hacia el exterior, podréis contemplar hasta 25 murales pintados en paredes y techos. Realizados durante el siglo XIV, se cree que fueron obra de un maestro de Tarnovo.

 Las escenas representan diferentes episodios del Evangelio y dan testimonio de la creencia de estos monjes en el Hesicasmo, doctrina basada en la soledad y el silencio.

Después de admirar los frescos de la iglesia, solo os quedaría terminar la ruta por unas escaleras que bajan directamente hacia el parking. Pero si tenéis tiempo y ganas de andar, antes podéis retroceder sobre vuestros pasos para subir a la Panoramic Rock, desde donde se pueden divisar las otras cinco iglesias o capillas del conjunto: The Baber’s Shop, The Buried-under Church, The Baptistery, God’s Gorge y The Overturned Church.

Las Iglesias rupestres de Ivanovo, también conocido como Monasterio de Ivanovo, comprenden una red de unas 20 pequeñas iglesias, capillas y celdas excavadas en las rocas en el cañón del río Rusenski Lom, cerca de la ciudad de Ruse. Las instalaciones del monasterio están situadas a más de 30 metros y se conectan entre sí por caminos y escaleras de piedra.

Su historia se remonta al siglo XIII, cuando un monje llamado Joaquín construyó junto a sus discípulos la primera iglesia excavada. Esta Iglesia, junto con el resto de las Iglesias y Capillas de la zona forman el Monasterio Rupestre de San Miguel Arcángel.

Este Monasterio estuvo estrechamente relacionado con las monarquías de Tarnovo durante el siglo XIII. De hecho, mucho de los reyes del Segundo Imperio Búlgaro realizaban importantes donaciones a los monjes que, a su vez, realizaron murales con sus representaciones, llegando hasta nuestros días algunas de ellas.

Como todo en Bulgaria, con la llegada de los invasores otomanos, el Monasterio, que había sobrevivido durante siglos, cayó en una etapa de decadencia que duró hasta el siglo XVIII, cuando volvió a suscitar interés y a atraer de nuevo a monjes y fieles.

Cuando el Monasterio estaba en su apogeo contaba con casi 40 iglesias y capillas y con más de 300 habitáculos empleados como celdas y otras instalaciones.

El claustro de rocas de Ivanovo es el santuario más importante del grupo de monasterios en el área de Dobrudzha –al Norte de Bulgaria y al sur de Rumanía-. Las iglesias en la región de la aldea de Ivanovo son parte de múltiples iglesias rupestres, monasterios y celdas, que han convertido el impresionante valle del río Rusenski Lom en un famoso lugar espiritual búlgaro en el período del siglo XIV al XIV.

La iglesia principal del Monasterio de la roca de Ivanovo, Santa María Madre de Dios, está tallada a una altura de 38 metros, y en ella se pueden encontrar impresionantes escenas y figuras del Evangelio y la Biblia. Se distinguen las escenas La última cena, San Juan Bautista, Judas ahorcado, imágenes de Jesucristo, retratos de santos y muchos otros.

Los frescos de las iglesias de Ivanovo revelan un arte excepcional y una notable sensibilidad artística para la pintura en el siglo XIV y el arte medieval búlgaro; son un logro importante en el arte cristiano del sudeste de Europa. Estos frescos, por su propia expresividad, superan a cualquier otro monumento histórico descubierto, característico del estilo paleólogo.

De espíritu neoclásico, los frescos representan una desviación de los cánones de la iconografía bizantina. Muestran estrechos vínculos con el expresivo arte helenístico y una clara preferencia por el desnudo, el paisaje, el fondo arquitectónico...

Los cinco monumentos históricos de este grupo, sirvieron como ejemplo del arte distintivo que se desarrolló en país durante el Segundo Imperio Bulgaro. La riqueza, la variedad de las celdas, capillas, iglesias, complejos de monasterios, las soluciones arquitectónicas originales, todo en un magnífico entorno natural, confirman el valor de esta agrupación histórica.

El conjunto abarca todos los componentes necesarios para transmitir su valor universal excepcional, pero el macizo rocoso donde se encuentran las iglesias, tiene serios problemas de estabilidad. A lo largo de los años, un programa continuo de investigación y proyectos científicos, técnicos y de diseño se han centrado en fortalecer y estabilizar la formación rocosa. De hecho, se llevó a cabo un programa para la investigación, identificación, estabilización e impermeabilización del macizo en La Iglesia de la Santa Virgen.

La entrada a la Iglesia principal del complejo se realiza a través de una grieta en las rocas y, una vez dentro, es posible contemplar un habitáculo de no muy grandes dimensiones decorado enteramente por murales.

En el interior, siempre hay un “guarda” que hace las veces de cuidador y de guía – aunque sólo en búlgaro, ya que no habla ni chispita de inglés- y una señora que, la pobre, sube y baja todos los días para extender sobre su mesa plegable una escasa muestra de souvenirs religiosos.

Al fondo de la capilla, existe un balcón de vértigo y parte de la capilla dedicada a la Virgen ha sido protegida contra las inclemencias del tiempo para preservar los frescos.

Una vez visitada la iglesia, es interesante recorrer parte de los alrededores para ver huecos que, en las rocas, los monjes destinaban al retiro, el descanso y la oración; así como disfrutar de los magníficos paisajes que ofrece el Parque Natural en el que estas cuevas se ubican.

La iglesia de Sveta Bogoroditsa, de Nuestra Señora, uno de los mayores tesoros artísticos de toda Bulgaria, de hecho, Patrimonio de la Humanidad UNESCO. Prepárate para una buena caminata y una exigente subida por la ladera de la montaña, porque están excavadas a más de 30 metros de altura sobre el nivel del suelo. El suelo lo marca el río Lom y la montaña, los riscos calcáreos que forman su valle.

Hablamos de un complejo religioso que hoy está abandonado al culto pero no al turismo: tienen horario y hay que pagar entrada. Y los frescos que cubren sus paredes y techos bien merecen el esfuerzo de la subida y el pago –muy barato– del billete. Un poco más complicado en nuestro caso con la nieve, el cierre, la falta de transporte..

Date una vuelta por sus dos espacios y fíjate bien en los frescos que decoran paredes y techos. Representaciones de la Pasión de Cristo: desde la Última Cena hasta la Crucifixión –muy deteriorada–, pasando por el prendimiento y Judas ahorcado, y otros episodios bíblicos. Incluso está representado el propio Joaquim camino a Jerusalén. Nos sorprendió el estilo y la precisión teniendo en cuenta sus más de seis siglos de antigüedad.

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