viernes, 29 de diciembre de 2023

- China 1970's: mundo campesino

                             

-Ya al salir de Hong Kong en tren, para llegar a Cantón en China, nos impresionaba ver miles de campesinos trabajando la tierra. Los que la cultivan y los que trabajan en los campos de arroz (duro trabajo en medio de pantanos de agua…). A lo largo del viaje y hasta llegar a Shangai por tren pudimos ir contemplando el mundo rural y campesino chino. En las diferentes paradas y visitas a las “Comunas populares”, las escuelas rurales, la cultura y los diferentes pueblos del itinerario, vimos de cerca el mundo campesino chino ya en progreso y apuntando nuevos cambios.

La agricultura de China es el mayor sistema agrícola del mundo. Ocupa el primer lugar en términos de producción agrícola y engloba a más de 200 millones de explotaciones a pequeña escala. Con una utilización de solo el 10% de las tierras cultivadas del mundo, estos productores a pequeña escala producen el 20% del total del suministro mundial. Como resultado, China es ampliamente autosuficiente a la hora de cubrir las necesidades nutricionales de su enorme población. No obstante, en el pasado la seguridad alimentaria y nutricional ha estado lejos de ser algo evidente y, de hecho, a principios de los años 90, Lester Brown escribió un importante ensayo titulado Who Will Feed China? (¿Quién alimentará a China?). Ahora ya conocemos la respuesta. China, con orgullo, está alimentándose ella misma.

Si bien China no tiene una política o ley específica para proteger y realizar el derecho a una alimentación adecuada y a la nutrición directamente, el Artículo 14 de la Constitución de la República Popular de China estipula que el Estado mejorará las condiciones de vida física y cultural de su pueblo. Puesto que la alimentación es una parte importante de la “vida física”, esto implica un derecho a la alimentación. Además, el Capítulo 5 de la Ley Agrícola3 estipula que el Estado ha de adoptar medidas para mejorar la estructura nutricional de su pueblo. Igualmente, el Gobierno ha dado prioridad continuamente a la agricultura, la seguridad nutricional y la autosuficiencia de alimentos a nivel nacional, como demuestran varios documentos de políticas, incluidos los Number One Documents anuales (documentos número uno), en los que el gobierno presenta sus principales inquietudes y decisiones políticas.

Para alguien de fuera, especialmente de Europa Occidental y América del Norte, a menudo resulta intrigante la naturaleza de pequeña escala de la agricultura china. La explotación media tiene solo cinco mu (un tercio de una hectárea) de tierras agrícolas. Desde el punto de vista hegemónico occidental (profundamente arraigado en las ciencias agrícolas modernas y en los grupos de reflexión internacionales) este tamaño es demasiado reducido para obtener ingresos.

Dado que sin ingresos no puede ahorrarse, y sin ahorros no puede haber inversión y desarrollo, la agricultura China debería estar estancada. No obstante, durante las últimas cuatro décadas, la producción total de alimentos creció más que en ningún otro país del mundo. Este impresionante rendimiento se debe a la naturaleza campesina de la agricultura china. Mientras que el término “explotación a pequeña escala” hace referencia al tamaño de la unidad agrícola, la noción de agricultura campesina se refiere a la forma en que se organiza y desarrolla la producción agrícola. El motor de la agricultura campesina es la cantidad y la calidad del trabajo.

Las inversiones para mejorar la calidad de los recursos, como la construcción de sistemas de regadío y terrazas, también desempeñan un papel central. La agricultura campesina es intensiva y eficiente. Produce todo lo posible con los recursos disponibles sin dañar la calidad de estos recursos, si las condiciones lo permiten. Minimiza el uso de insumos externos para ser lo más autónoma posible, y presenta bajos niveles de pérdidas y emisiones contaminantes. La agricultura campesina también es bastante resiliente a las fluctuaciones del mercado. Dando por sentado que el potencial de la agricultura campesina puede bloquearse y obstaculizarse con facilidad, la experiencia de China demuestra cómo esta agricultura puede ser una poderosa y progresiva fuerza motriz. 

En China, los 200 millones de explotaciones campesinas (que representan al menos a 800 millones de personas) satisfacen fácilmente las necesidades nutricionales de sus familias y de los trabajadores migrantes mediante, inter alia, graneros (en cada hogar), sistemas de trueque y cultivos múltiples. También producen suficiente para vender en la extensa y descentralizada red de mercados de alimentos interconectados que permite que las personas que viven en grandes ciudades y metrópolis puedan acceder a alimentos.

El mercado Xin Fa Di en Beijing es un ejemplo: en él, miles de proveedores suministran a Beijing las 16.000 toneladas de frutas y verduras que diariamente requiere la población de la ciudad. Para entender la agricultura campesina en China han de tenerse en cuenta tres características estratégicas. En primer lugar, hay que analizar la naturaleza circular de los procesos de migración laboral. Las personas abandonan sus lugares de origen y retornan a ellos posteriormente. A menudo, los jóvenes dejan sus pueblos para trabajar en la construcción urbana y en la industria, con frecuencia en condiciones de explotación terribles. Una vez que el primer hijo de la familia empieza la primaria en el colegio, la mujer vuelve al pueblo. El marido envía entonces transferencias de dinero a casa, a donde vuelve sólo temporalmente para ayudar a preparar y cosechar las tierras. Cuando al final vuelve al hogar de forma permanente, invierte sus ahorros en la agricultura u otras actividades económicas rurales.

Por lo tanto, la migración no es un movimiento solo de ida del campo a las ciudades. En segundo lugar, ha de considerarse el decisivo papel que desempeñan las mujeres rurales. Aunque en general no son reconocidas por su labor, son fundamentales, con la ayuda de sus maridos y suegros, en el éxito de la agricultura campesina en China. En tercer lugar, debe analizarse el papel del sistema Hukou. Este sistema es conocido principalmente en Occidente como un sistema que vincula el acceso a los servicios, incluida la salud y la educación, con el estatus residencial de las personas. No obstante, también concede derechos de usufructo de la tierra a todas las personas rurales, algo que a su vez ayuda a asegurar su seguridad alimentaria y nutricional, y la del resto de la población china. Muchas luchas sociales en las zonas rurales gravitan en torno a este derecho fundamental.

Pese al éxito de la agricultura campesina en China, la tendencia a industrializar y comercializar la agricultura supone una amenaza cada vez mayor. Las relaciones entre el campesinado chino y el Estado son ambiguas. Por un lado está la política Sannong –“las tres cuestiones rurales”– que podría resumirse como:

(a) autosuficiencia de alimentos a nivel nacional (nong ye);

(b) un bienestar adecuado para las familias campesinas (nong min); y

(c), zonas rurales atractivas en las que la calidad de vida esté bien desarrollada (nong cun). Juntas, estas tres líneas políticas aseguran que China pueda alimentarse a sí misma. No obstante, por otro lado, existe una nueva política orientada a desarrollar “explotaciones familiares” que tendrán al menos 50 mu, y preferiblemente 100. Este tamaño es entre diez y veinte veces superior al tamaño de la explotación campesina media.

En China, la tenencia y uso de la tierra por parte de los campesinos ha experimentado cambios significativos en las últimas décadas. A medida que el país ha avanzado hacia una economía más abierta y moderna, se han implementado políticas y reformas que han afectado directamente a los agricultores y su relación con la tierra.

Históricamente, la tierra en China era propiedad colectiva y gestionada por las comunas rurales. Sin embargo, en la década de 1980, se introdujeron reformas que permitieron a los campesinos obtener derechos de uso a largo plazo sobre el territorio. Estos les otorgaron seguridad y la capacidad de transferir, alquilar o heredar las parcelas que cultivaban.

La tenencia de tierras se divide en tres categorías: propiedad estatal, tierra colectiva y propiedad individual. La tierra estatal se utiliza para proyectos de infraestructura y desarrollo urbano, mientras que la tierra colectiva se asigna a comunidades rurales para la agricultura. Los campesinos pueden adquirir propiedades individuales, lo que les brinda  más autonomía y derechos.

A pesar de las reformas, persisten desafíos en la tenencia de tierras. La urbanización y desarrollo industrial han convertido tierras agrícolas en áreas urbanas e industriales, generando conflictos entre campesinos y autoridades locales. Muchos campesinos han perdido sus parcelas y enfrentan dificultades para encontrar empleo o adaptarse a nuevos modos de vida.

Para abordar estos problemas, el gobierno ha implementado políticas destinadas a proteger los derechos de los campesinos y promover la seguridad sobre la tierra; se han establecido mecanismos legales para resolver disputas y compensar a los campesinos por la expropiación de tierras. Además, se han implementado programas de capacitación y apoyo para ayudar a los campesinos a diversificar sus fuentes de ingresos y mejorar sus habilidades agrícolas.

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