Epidauro era una pequeña ciudad griega de la Argólida, península al noreste del Peloponeso. Es principalmente conocida por su santuario de Asclepio, a unos 8 km al oeste de la ciudad, y por su teatro, que acoge representaciones aún en nuestros días. Desde 2011 es uno de los municipios de la unidad periférica de Argólida.
Aquí destaca su impresionante Teatro de Epidauro,
donde apreciarás la increíble acústica de este famoso monumento, obra única del
siglo IV A.C. Un lugar único tanto por esta perfecta acústica como por su
perfecto estado de conservación.
En territorio de Epidauro, el monte Cirtonio fue un lugar donde se rendía culto a una divinidad sanadora desde el siglo XVI aC. En este mismo lugar fue erigido un santuario de Apolo Maleatas en torno al año 800 a. C. y fue a mediados del siglo VI a. C. cuando se estableció el culto a Asclepio, que tuvo que desarrollarse en el valle que hay al pie del monte debido a la gran afluencia de peregrinos que hacia que el espacio situado en la cima del monte fuera insuficiente.
Desde la época clásica, Epidauro gozó de un gran renombre gracias a ese santuario consagrado a Asclepio, donde se practicaba la medicina por la interpretación de los sueños. Comprendía varios edificios públicos, entre los cuales había un gran templo construido en el siglo IV aC., el tholos, el teatro y algunos pequeños templos.
En honor de Asclepio se organizaban las Asklepieia, un festival de música y juegos deportivos pentéterico que comprendía carreras de caballos y, a partir del siglo IV, concursos de poesía. El culto de Asclepio tuvo su apogeo en la época helenística.
En su obra Descripción de Grecia, Pausanias da una lista de sus edificios principales que había en su tiempo: el templo de Atenea Cisea en la acrópolis, el templo de Dioniso, el de Artemisa, el de Afrodita, y por supuesto el de Asclepio, en las afueras; y el de Hera en el puerto.
Museo de Epidauro:
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